Miras tu escritorio y realmente observas la cantidad de pendientes que quedaron de ayer y sientes que por mucho empeño que le pongas no logras bajar la cantidad de papeles y tareas, miras a tu superior inmediato y tratas de adivinar la vibración que viste hoy para, si es oportuno, hablarle sobre tu propuesta creativa, esa que sabes mejorara tu productividad, y te sentirás más feliz haciendo lo que te gusta. Lo miras nuevamente y tienes la certeza de que hoy tampoco es el día, día que has pospuesto desde hace tanto que ya ni lo recuerdas bien.
Sientes que ya deberías irte y materializar tus ideas y te repites una vez más, “si soy capaz de ser productiva para otro bajo sus esquemas, cuanto más lo seria para mí, desde la creatividad y la expansión”, pero para variar no te atreves a tomar la decisión.
Todo, de una u otra forma hemos vivido este episodio, y una gran mayoría lo vive a diario, por lo que una gran frustración camina con nosotros, a veces por toda la vida. Y te pregunto hasta cuando vas a esperar para expresarte auténticamente, montar tu negocio, realizar tu emprendimiento o convertirte en un frelance.
Claro entiendo que la zona de confort tiene sus “comodidades” y pagas el precio, ahora si tu salud mental, espiritual y física ya está en riesgo, te invito a pasearte por algunas notas que he ido tomando de la vida:
• Rebélate y revélate, si ya el sistema de trabajo caduco suéltalo, y usa ese caudal de creatividad que hay dentro de ti y ponlo a trabajar para ti.
• No andes buscando el oro, tú vales oro, y si no te das el valor necesario puede que se agote tu veta.
• Cuando somos un engranaje en la producción de otro, es un acto de amor, la pregunta es cuando darás un salto de amor por ti.
• Tienes ideas maravillosas, entonces no censures tu luz, basta con las censuras externas.
• No te conformes con mirar la vida de los demás, participa activamente de la evolución de tu vida.
• Y finalmente te pregunto ¿ Que tanto quieres lo que quieres?...toma tu derecho y vívelo
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