Recientemente conversaba
con un cliente, sobre el porqué le costaba tanto alcanzar sus metas financieras,
esta persona me contaba, que ella tenía muchas herramientas y una gran cantidad
de conocimientos, pero que a pesar de eso, finalmente no lograba materializar sus
deseos.
En nuestra cesión de coaching,
durante la especificación del tema, pudo mirar que sus metas eran muchas y
disimiles, esto debido quizás, entre otros aspectos, al hecho de que esta
persona posee una gran cantidad de talentos que perfectamente podrían llevarla
a ser exitosa, en casi cualquier ámbito.
Con esta mirada a sus dinámicas,
pudo observar que sus esfuerzos se diluían en una inmensidad de opciones, y
ella misma comprendió que sólo si enfocaba su intención y acción a una tarea, el camino sería más claro y podría armar un
plan de acción concreto.
Enfocarnos nos da la
posibilidad de dirigir todas nuestras energías y acciones a conseguir una meta.
Teniendo clara cuál es esa meta y en cuanto tiempo deseamos lograrla, la motivación
surgirá cada día con menos esfuerzo, el poder de la intención en muy poderoso y
siempre nos lleva al éxitos, claro está, cada cierto tiempo debemos evaluar el
plan de acción para mirar que funciona y que no tanto, para aplicar nuevas
estrategias que nos lleven a conseguir lo deseado.
Fallar no significa que
se ha fracasado, solo indica que se está en el camino a conseguir lo que se
quiere, solo se pierde cuando dejábamos de intentarlo. Los obstáculos frecuentemente
son creencias, y si un día decidimos creer en ellas, bien podemos soltarlas
ahora. Estas creencias que nos acompañaron por algún tiempo quizás nos sirvieron
en el pasado, así que agradecemos por los beneficios y el crecimiento obtenido
y simplemente seguimos adelante.
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